Seguro que a ti también te ha pasado, al igual que a mi, más de una vez. Vas a trabajar, tienes mil tareas pendientes, no paras ni un segundo para descansar, estás a mil cosas, y, como consecuencia de todo esto tu alimentación acaba siendo terrible: comes poco, mal, entre horas, a destiempo, cualquier cosa… ¿A que sí? Pues… ¡Se acabó!
Los mejores trucos para comer sano cuando tienes poco tiempo
Como sabes, lo ideal en una vida saludable es: comer sano, beber mucha agua y hacer deporte de forma diaria… Ok, tú tampoco lo cumples. Ya sé. Ni yo.
A día de hoy, la mayoría de las mujeres, como tú o como yo, salen tarde de la oficina, se pasan más de ocho horas sentadas delante del ordenador, comen «lo que surja» y beben más bien poca agua. Y el viernes, que generalmente no trabajamos por la tarde, pues… Nos puede la pereza a la hora de ir al gym.
Así que, para ser prácticas, en este post te traigo algunos alimentos que no se te pueden olvidar el día que vayas a hacer la compra, para que, aunque tu rutina de trabajo siga activa, puedas –al menos– controlar un poquito tu alimentación de forma sana y saludable.
Alimentos que no pueden faltar en tu lista de la compra
1. Fruta
Imprescindible. Sobre todo, a la hora del desayuno. La fruta es un componente básico y esencial para llevar una dieta saludable, además de que previene diversas enfermedades como la obesidad, la diabetes o las cardiopatías.
Lo recomendable es que, dentro de tu día a día, consumas 5 porciones de fruta, ya que son alimentos ricos en vitaminas y minerales, y son esenciales para la salud humana. Además, por si fuera poco, estos productos ayudan a regular el apetito, aumentan el volumen intestinal y favorecen a una adecuada digestión.
2. Proteína
Si generalmente sales a comer en horario de oficina, y te vas a cualquier restaurante de la esquina, te voy a recomendar algunos alimentos que son fuente de proteína, para que los vayas alternando con otros, y así ayudes a tu cuerpo a funcionar día a día.
Como sabrás, las proteínas pueden dividirse en «altas«, que son aquellas de origen animal (como huevos, leche, carne…), «medias» (integradas por legumbres, frutos secos y cereales) y «bajas«, integradas por frutas, tubérculos, verduras, hortalizas… Todas ellas son las sustancias que constituyen la mayoría del citoplasma celular, así como ayudan a generar los anticuerpos necesarios para mantener nuestras defensas sanas frente a bacterias, virus, hongos y demás sustancias indeseables. Por ello… ¡Es necesario que abastezcas bien a tu cuerpo!
3. Frutos secos
La cantidad que te quepa en una mano será más que suficiente para remediar tu hambre con algo que pueda sustituir cualquier snack o comida rápida a media tarde o a media mañana... ¡Y encima son muy sanos! Ahora… Engordan. Como todo. Así que, consúmelos con conocimiento.
Una opción adecuada es que incluyas a media mañana, unas dos horas después de tu desayuno, un puñadito de frutos secos o semillas. El té, la infusión o el café natural pueden acompañarlos.
4. Verdura
Con los mismos beneficios que la fruta, la verdura puede ser un elemento fundamental a la hora de cenar, sobre todo, si es verdura cocida, guisada, al vapor, en puré… En forma de sopa… Hmmmm… ¡De mil maneras!
Además, es un fuente de proteína de fácil digestión y rica en triptófano, que te permitirá no sentirte pesada a la hora de acostarte, permitiéndote una mejor y más fácil digestión.
5. ¡Bebe agua!
Entiendo que, muchas veces, entre una cosa y la otra, apenas tienes tiempo de beber agua. ¿Sabes? Una vez tuve una compañera de trabajo, sentada a mi izquierda, que casi todas las tardes, a esto de las 5 y meda, me decía: «Llevo desde la hora de comer sin beber agua«. Eso, el mejor de los días. El peor, llevaba desde primera hora de la mañana.
Tienes que saber que beber agua ayuda a eliminar líquidos acumulados, y sirve para tener más vitalidad en el cuerpo. Sobre todo, cuando pasas horas y horas encerrada en un edificio (si, además, tiene ventilación artificial) es muy, pero que muy importante que estés continuamente hidratando tu cuerpo.
Y, mi último consejo
Y no por ello menos importante: necesito que te comprometas contigo misma para darte el cuidado necesario en la alimentación. Ese compromiso que te permita dar lo mejor de ti, y ser consciente del fin que tiene todo lo que estás haciendo. Créeme… Cuando seas viejecita, me lo agradecerás.