En varios de los posts de las últimas semanas hemos venido hablando continuamente de algo denominado «Haute Couture«. Una palabra francesa que solamente puede ser utilizada por aquellas firmas que cumplen con todos y cada uno de los requisitos establecidos por la Cámara Sindical de la Alta Costura de Francia.

¿Qué necesitas para llegar a ser una marca de Haute Couture?

Haute Couture: ¿Cómo llegar a ella?

Como te decía, las estrictas normas impulsadas por la Cámara Sindical de la Alta Costura francesa no permiten a todas ser parte de este listado que ocupa la cima.

Todas las colecciones que se cataloguen bajo la decisiva frase «Alta Costura» son producidas bajo estrictas normas de leyes francesas. Eso, yo creo, está claro para todos. Lo que no sé si es conocimiento compartido es de dónde viene esta práctica: ¿A quién se lo ocurrió instaurar este exclusivo filtro?

Presta atención…

Cuando, a mitad del siglo XIX, el inglés Charles Frederick Worth fue nombrado como el primer costurero de la historia, estableció su atelier en París, ¿qué mejor lugar para instaurar su taller que en la capital parisina, un lugar cosmopolita, extravagante y chic?

Por aquel entonces, era común que las grandes damas de familias parisinas cambiasen de vestidos con muchas regularidad, varias veces al día y, dado que no era común que éstas desarrollasen trabajos, era necesario que alguien trabajase para ellas, para vestirlas. Y sí… Esa persona fue Frederick Worth.

En su atelier, el inglés desarrollaba piezas únicas a la imagen y semejanza de sus clientas: unas ostentosas damas exigentes y altivas. Pero, a pesar de que éste siempre trataba de complacerlas, es cierto que imponía sus propios conocimientos de costura. Así, con el tiempo, logró que sus diseños se convirtiesen en imprescindibles para las clases altas de Europa, entre las que estaba, por ejemplo, Carlota de Habsburgo; una de sus más fieles clientas.

¿Qué necesitas para ser una firma de Haute Couture?

La mayoría de los protocolos y normas experimentan cambios con el paso del tiempo; eso es algo innegable. De todas maneras, existen unas normas inamovibles que permiten a una marca entrar «a la cima de la moda«:

En primer lugar y, tal vez, más importante está el tener un atelier en París, la capital de la moda por excelencia. Imagínate visitar París, y que tu marca no esté en la acera de enfrente de Louis Vuitton, Christian Dior, Hermès o Loewe?

Al menos, en este atelier debería haber entre 15 y 20 costureras encargadas de crear diseños a mano. Siempre a mano. La artesanía es el apellido paterno de la Haute Couture, y no puede faltar a la hora de describir a una Casa de modas.

Dejando un poco más de lado el atelier, debemos tener en cuenta que las Casas de moda pertenecientes a la Alta Costura deben presentar dos colecciones al año, en enero y en julio, con unos 50 looks que únicamente pueden replicarse dos veces, asegurando así su exclusividad; el apellido materno de la Alta Costura.

Estas son solamente algunas de las pautas que la Cámara Sindical exige para incluir a una firma en su selecto listado.

Otra de las pautas a destacar de la Haute Couture es que, cada año, son expuestas a una especie de auditoría que garantizar el cumplimiento de los requisitos. No obstante, en ocasiones existen acuerdos especiales que se ceden a las marcas que se encuentran en pleno proceso de evaluación. De esta manera, la Cámara Sindical de la Alta Costura establece dos categorías:

  • Las firmas oficinas: como Chanel, Ginvechy, Schiaparelli o Louis Vuitton, entre muchas otras.
  • Los miembros corresponsales: entre las que están, entre otras, marcas como Viktor & Rolf o Armani Privé.

Y… ¡Listo! Ya tienes información más que suficiente para saber si puedes pertenecer (o no) a esta gran cima, ¿qué me dices?