Cuando España era moderna es el título de uno de los artículos de la revista Architectural Digest (AD) del grupo editorial Condé Nast; un artículo que rinde homenaje a la arquitectura española del siglo XX y a los fotógrafos que la retrataron. Ya hace algún tiempo que leí este titular pero, no obstante, no he logrado que desaparezca de mi mente.
Y, no por el artículo en sí, sino por lo que se me viene a la cabeza en relación a ello: algo en lo que hacía tiempo que no pensaba –y eso que, haciendo memoria, cientos de veces lo he comentado en mi pandilla más cercana de amigos: El imponente cambio de la moda en los últimos años.
El imponente cambio de los últimos años
Me gustaría hacer una pequeña reflexión sobre este asunto que tantas veces ha sido tema de debate entre ambientes cercanos. Y es que, si me paro a preguntar a mis compañeras de trabajo o clase, seguramente ellas me entiendan perfectamente. ¿Cómo algún día pudimos calzar aquellas ostentosas y llamativas botas Art? ¿Cómo podíamos vestir con aquellos pantalones de campana, que dejaban gran parte de su tejido en el asfalto? Y, lo mejor… ¿Cómo podíamos sentirnos atractivas con ello?
Todavía recuerdo a mi madre –la sabia de mi madre- cuando, en innumerables ocasiones, me aconsejaba aquellos estrechos y ajustados pantalones que hoy en día conocemos como «pitillos«. “¿Yo? ¡Yo eso no me lo pongo! ¡Pero míralos!”, decía. Creo que, a día de hoy, no hay absolutamente ningún pantalón en mi armario con el más mínimo rasguño. Hace apenas seis o siete años adoraba ver mi pantalón de campana roto y deshilachado por haber besado el suelo una y otra vez.
Pero, ¿sabes qué? Te confesaré algo: posiblemente nunca me gustó el pantalón de campana. Así de claro. Pero… era inconcebible, para una adolescente de 17 años, no ir a la moda con aquella sucia y desgastada prenda. ¿Qué quiero decir con todo esto? Que, indudablemente, a todo ser sobre la faz de la Tierra le afecta la opinión de los demás, incluso, muchas veces, nos dejamos influenciar por otras personas, y actuamos a gusto de ellas.
Un paseo por la moda
Todas (y todos) somos conscientes de que las modas son pasajeras. ¿Cierto? Incluso la sabia de Chanel ya lo decía: «La moda pasa de moda, el estilo jamás»
Es algo que, durante un espacio de tiempo, permanece aferrado a la sociedad (o la sociedad a ella) y, con el tiempo, acaba desapareciendo para dar paso a otro estilo adaptado por ese mismo público, ya sea incitado por convicciones, influencias, autoestimas, gustos o, incluso… Inseguridades.
La cosa es que… Evoluciona. Y cambia. Y, por muy incoherente que suene, la moda pasa de moda.
Indudablemente, durante el siglo XX fue cuando se produjeron los cambios más radicales en el ámbito de la moda y la vestimenta. Por un lado, en cuanto a la vestimenta masculina, se hizo mucho más informal. Por otro lado, la falda femenina se volvió más ligera, y se redujo hasta situarse por encima de la rodilla (algo inviable y peligrosamente provocativo en los años anteriores). Sobre el año 1925 apareció la minifalda: algo totalmente innovador. Esto también permitió dar cavidad a la fabricación de medias y zapatos de tacón.
Otro cambio importante fue el uso de la blusa. Inicialmente, únicamente las campesinas utilizaban este tipo de blusas, ceñidas con un cinturón. Sin embargo, en 1913, aparecieron las blusas escotadas para otro tipo de ocasión: celebraciones, galas o cenas de reuniones. A día de hoy, la blusa es algo que la mujer bien lleva a sus eventos, ¿cierto? ¡En su día era el traje de trabajo de las campesinas!
¿Quieres más cambios?
El chaleco de hombre. Un complemento de vestimenta que surgió durante el reinado de Luis XIV. En los Años Cuarenta, su uso decayó considerablemente, pero… ¿qué crees? Regresó en los Ochenta. Incluso hoy no es para nadie extraño cruzarse con un hombre que lo lleve entre su vestimenta.
Otro… el pantalón. Un producto que, según algunos, atribuye su nombre a San Pantaleón, un mártir y patrón de Venecia del siglo IV. No obstante, tal y como nosotros lo conocemos, surgió en 1830. Inicialmente, una prenda exclusivamente de hombres, que… como no podía ser de otra manera, evolucionó también a la mujer.
¿Más? Trajes de baño: Hace unos 50 o 60 años, aquella mujer que acudiese a la playa, debía (casi obligatoriamente) llevar un trapo por encima de su traje de baño; un traje siempre cubierto, sin mucho escote y bastante poco sexy. Pero… resulta que, con los años, evolucionó a bikini; dos prendas separadas entre sí que dejaban bastante poco a la imaginación. Pero… ¡Espera! Ahora vuelve el traje de baño completo, o, incluso, los trikinis.
Como puedes ver… Existen cientos de cambios en la moda, por lo que mi consejo es que siempre, siempre, permanezca tu estilo frente a las tendencias pasajeras. Como decía Chanel: el estilo nunca pasa de moda.