Creo que no sería totalmente franca si afirmase rotundamente que conocía en profundidad los trabajos del diseñador Juan Vidal antes del seminario al que acudí hace algunos meses. Pero, ahora, es diferente. No sé si fue la timidez y dulzura con la que hablaba al llegar, o lo humano y terrenal que parecía cada vez que alguna broma no intencionada salía de su boca. Pero, para ser sincera, tanto él como sus diseños han sido uno de los mayores descubrimientos en los últimos tiempos.

Descubre un poquito más sobre el diseñador de modas español: Juan Vidal

Tal vez su devoción por Oscar de la Renta como diseñador estrella tenga algo que ver, pero es que los diseños de Juan Vidal son, al igual que los de Oscar, elegantes, sencillos, poco ostentosos y muy femeninos.

Hablemos de Juan Vidal: el joven diseñador español seguidor de Balenciaga

 

Una de las razones definitivas que me llevaron a hablar de Juan Vidal en mis líneas fue lo curioso, y bonito, que me resultó el hecho de que a todas sus colecciones las llamase con nombres de mujer. Hiroko, la colección que Juan define como antagónica, frágil a la vez que salvaje y exótica, que refleja la estética asiática que al diseñador siempre le gusta referenciar, El éxtasis de Aurora o una ambigua Álex de cadencia rockera son solo algunos de los nombres que encabezan las colecciones del ganador de la segunda edición del certamen Who’s On Next de Vogue. Un certamen que premia, en colaboración con el grupo Inditex, (grupo al que pertenece la reconocida firma ZARA), al mejor diseñador de entre los nuevos talentos. El propio creador dice que las colecciones que diseña llevan nombres de mujer porque son como personajes de cine salidos de su imaginación. Porque tiene, y necesita, imaginar a la mujer a la que después va a vestir. Y eso es algo realmente bonito: que un joven, de treinta y pocos años, entienda el mundo de la moda como un universo de feminidad y romanticismo.

Al igual que otros grandes nombres de la Alta Costura, como Cristóbal de Balenciaga, Oscar de la Renta, Valentino, o incluso el español Juanjo Oliva, posee una especial predilección porque la mujer acabe siendo femenina, delicada y romántica, creando unos looks que denotan belleza y sensualidad en un universo de ensueño y romanticismo del que Juan, como él mismo ha declarado en varias ocasiones, no sale hasta tener totalmente perfecta la prenda o traje, milímetro a milímetro, y sin fallar en nada.

Y, para más inri, el hecho de coronar sus colecciones con nombres femeninos es, como ya dije anteriormente, algo maravilloso y terriblemente tierno.

«Busco a una mujer que realmente sepa apreciar lo que estoy haciendo; una mujer caprichosa, que entienda la moda como un capricho. Que sea chic y sofisticada al mismo tiempo, que entienda las prendas que lleva y que no tiene edad. Es una mujer que, simplemente, tiene un punto cool”, declara el joven diseñador.

Por no hablar, además, de todos y cada uno de los premios que le han sido otorgados; premios que nombra con la boca pequeña y con cierto aire de timidez hacen entender y comprender que, gracias a diseñadores como él, la moda española vuelve a crecer con nuevas alternativas creativas sólidas. Y ya no tanto por su arte como diseñador, sino por su modestia como persona.

Un niño grande…

Un niño que, de pequeño, se escondía debajo de las faldas de su madre pero no sentía reparo a la hora de opinar sobre los colores, las texturas, los diseños o los bordados de los vestidos de mujer que se ponían a su paso. Un niño a quien su madre despertaba por la noche para pedir consejo sobre las prendas –adecuadas o no- que llevaba para la ocasión. Un niño que, a día de hoy, sigue necesitando a su madre para sacar adelante lo que será un gran imperio.

Y, lo mejor de todo, un niño que reconoce el valor de su madre y cree que jamás (o al menos, por el momento) podría llamar a ninguna de sus colecciones por el nombre de ella, Graci, al ser para él una gran responsabilidad de la que no sabe si estará a la altura.

Y, sobre todo, (y a día de hoy) un niño grande que sabe y es consciente de todo lo que les debe a sus padres; unos padres que poseían en Elda –su ciudad natal- una pequeña tienda multimarca que vendía grandes nombres de la industria a la vez que permitía al pequeño estar en contacto constante con suntuosas telas, hipnóticos estampados y accesorios como bolsos o zapatos. Esa tienda que, hoy por hoy, se ha convertido en tienda insignia de la marca de Juan, en la que sus padres siguen colaborando con consejos a los que su retoño rara vez hace caso.

Por todo eso, y por mucho más, hemos de aplaudir a Juan Vidal, por su reflejo de modista clásico y su inspiración en Balenciaga. Por entender la elegancia como una disciplina, y marcarlo en sus palabras pero, sobre todo, con sus acciones. Por saber que la mujer tiene una gran sentido de la feminidad y por ayudarla, él, a verse tal y como lo desea.

Por el corte tradicional de sus diseños: Juan Vidal destaca, sobre todo, por contar con un corte clásico femenino; algo que en bastantes ocasiones podemos confundir con el estereotipo conservador de la mujer. Sin embargo, los estilismos conservadores, tradicionales y pulidos que, en mi opinión, son indudablemente los más elegantes, no implican esa concepción absurda que acabamos de mencionar.